A solo horas de que se nos vaya el 2011 (por fin), el Cacique ya piensa de cara al próximo año. Y ciertamente que no nos queda otra, tomando en cuenta que fracasamos en todas las competiciones en las que tuvimos participación. Sin obtención de torneos nacionales, eliminados de Libertadores, de Copa Chile, sin clasificación a torneos internacionales y sin vencer a los clásicos rivales, claramente que la desazón del pueblo Colocolino es enorme. Sin embargo, más allá de los análisis, de los balances y de las conclusiones que se han efectuado en cuanto al paupérrimo año futbolístico que tuvo Colo Colo, me parece necesario y de total justicia que los Colocolinos hagamos un reconocimiento a quien, a pesar de todo lo malo, fue unos de los pocos -sino el único- que luchó y defendió la camiseta blanca con el indio en el pecho hasta el último segundo... ese es nuestro Esteban Efraín Paredes Quintanilla.
Este delantero que llegó a mediados del 2009 con la misión de reemplazar a un grande como lo fue Lucas Barrios, lentamente fue mostrando que su llegada al Cacique no era casualidad. Siendo la gran figura en un equipo de menor trascendencia como lo es el Morning, rapidamente se le exigió protagonismo y goles. Y no defraudó. El clausura 2009 fue un año complicado. Sumamente cuestionado el juego que mostraba el equipo de Tocalli, el delantero no estuvo ajeno a las críticas (incluidas las mías) porque a veces su individualismo, sumado al de Miralles y Bogado (otros que llegaban en aquel torneo) hacían que Colo Colo despilfarrara muchas de las oportunidades que se generaba el conjunto.
Pero Visogol supo silenciar las críticas apareciendo en instancias decisivas. Recordada es aquella final ante la UC en Santa Laura. Con dos golazos se ganó el respeto y los elogios del hincha que por aquel entonces venía de un fuerte exitismo.
El 2010 no fue distinto. Con un compromiso y un protagonismo por sobre el resto, Paredes lentamente se fue ganando el cariño y el aprecio del Colocolino. Es así como su nivel resaltó en cada partido del Albo y fundamentalmente en los recordados goles a los clásicos rivales, que ciertamente le fueron dando una categoría de figura descatada.
Para este año la tarea era doblemente más exigente. El equipo inexplicablemente había dejado escapar la estrella número 30 y la necesidad de hacer una buena Libertadores y ganar en nuestro país, eran objetivos primordiales entre los hinchas. Pero en este 2011 todo empezó mal y lamentablemente terminó peor. Como vimos, el presente año fue para el olvido en todo sentido, pero Esteban Paredes emergió entre el fracaso, el desgano, la falta de jerarquía y la mediocridad como el gran referente Albo.
Cuando más lo necesitaba el equipo aparecía Paredes. Cuando todo parecía derrumbarse, era Visogol quien sacaba un gol de cualquier parte para darnos una alegría. Cuando nuestra defensa hacía agua, era él quien anotaba en arco contrario para hacer algo más decorosa nuestra presentanción. Anotó ante Santos en el mejor partido del año, ante la UC en los play-offs cuando fuimos vergonzozamente goleados en el Monumental y ante Cobreloa en Calama en la fase regular. Fue figura sobresaliente ante Audax en casa cuando Basay recién llegaba a Colo Colo. Y ante las madres (en aquel desgraciado empate) hizo nuevamente cayar a las pajarras.
En play-offs del Clausura fue pieza clave en la goleada ante La Serena, también lo fue en los partidos de ida y vuelta ante Cobreloa, y en tantos otros encuentros. Es que el delantero si no aportaba con un gol, era el primero que dejaba todo en cancha para que el equipo se viera algo mejor.
En derrotas dolorosas como ante La Calera (3 a 0), ante la UC en San Carlos de Apoquindo (4 a 0) o ante La Serena en la cuarta región (4 a 0), el goleador volvía al punto central -tras cada gol en nuestra portería- impotente de no poder salvar a Colo Colo del pésimo momento. Y es que muchas veces nos salvó, pero en otras sencillamente no pudo.
¿Cómo no va a ser gratificante para el Colocolino que un jugador como Paredes se entregue por completo en la cancha, aun estando lesionado, tal como ocurrió en el partido de vuelta en Calama contra Cobreloa, que a pesar de su dolencia, siguió metiendo hasta el final?, ¿Cómo no va ser importante que tras cada derrota, el delantero saliera a "poner la cara" ante la hinchada y la prensa?, ¿Cómo no va a dar orgullo que él sea el único reconocido entre los premiados de fin de año, en una año de mierda para Colo Colo?
Es tanto su compromiso por el Cacique, que no dudó en engancharse durante el Clausura para que el equipo supliera la falta de un 10. Es tanta su jerarquía y su calidad futbolística que a pesar del año negro del equipo, igualmente se las arregló para ser el goleador del clausura.
Es por eso que todo Colocolino bien nacido felicita y agradece que la capitanía (que pasó de Scotti a Millar) finalmente recayera en Paredes. Porque el referente lo tiene más que merecido. Y no solo como jugador, sino que también como persona.
Amig@s, hoy donde todo es duda y cuestionamientos. Donde el ánimo entre los hinchas no es de los mejores, queda la satisfacción de que al menos, dentro de ese plantel de jugadores, hay uno que se saca la cresta por la camiseta que tanto amamos.
Por todo eso y por lo que vendrá, gracias Esteban Paredes...